domingo, 25 de agosto de 2013

De vuelta a los zapatos: sandalias de crochet inspiradas en Bimba y Lola

Hola! Después de algunos días desaparecida he retomado la revolución de mi zapatero. Hace ya un par de años que estas sandalias me robaron el corazón. Son preciosas, ¿verdad?


Es cierto que del diseño de estas sandalias al de las mías hay un abismo. Pero la inspiración crochetera me valía como reto para intentar mis propias sandalias "full crochet" (palabrejo que me acabo de inventar)


He utilizado como base unas esparteras rojas muy baratitas, esta vez nuevas a estrenar, que compré hace unas semanas en un mercadillo. Las tengo también en negro esperando su transformación. 

Estos son los materiales utilizados: un hilo llamado cuquillo, que me gusta especialmente por el brillo y el cuerpo que tiene. Es mucho más caro que el hilo de crochet de algodón pero vale la pena. Para darle cuerpo al crochet he usado esas arandelas que ves en la foto. Son arandelas de las de tornillería (las que se ponen entre el tornillo y la tuerca), mi aguja de crochet de 1,5 mm, una aguja lanera y unas tijeras. Además, aunque no aparece en la foto, he usado una cinta de falla de un cm de ancho y 30 cm de largo para dar más fuerza a la puntera de la sandalia.

Empecé por cortar la puntera. Este paso es necesario porque esta sandalia era estrechísima y mi pie no cabía en ella. Quizá por eso tenía ese supersuperprecio de ganga. Si me hubiese ajustado la hubiera forrado de crochet y tan ricamente.


Con el pie apoyado en la suela ya sin puntera medí la longitud necesaria para que mi pie redondito entrara en la puntera. 14 cm. Ese es el tamaño de las dos tiras de crochet que tengo que hacer. A mi se me ocurrió hacer una tira de círculos, pero admite cualquier diseño. Aquí está el gráfico. Son 19 puntos altos más tres cadenetas para subir alrededor de la anilla. He unido los círculos mientras los hacía, enganchando tres puntos altos a otros tres del círculo anterior.
Así queda la tira terminada. No he sacado fotos, pero a cada tira le cosí por detrás un trozo de cinta de falla con puntadas de dobladillo. La utilidad de la cinta es que el crochet no estire con el uso y siga manteniendo la forma.

Hay que presentar la tira en la sandalia y probar cómo queda, yo la sujeté con alfileres y metí el pie con cuidado para comprobar que ahora sí cabía... ; )


Esta parte es igualita que en mis sandalias marineras, coser al borde lo más fuerte posible.

 El talón era algo que estaba deseando y temiendo, porque no tenía ni idea de cómo hacerlo. Pero después de medirlo varias veces, por varios sitios, me di cuenta que tiene forma de arco. Así que, con el mismo diseño de puntos altos, empecé con 40 puntos y fui creciendo siete puntos por vuelta. En total hice cuatro y cuando lo probé por encima del talón me sorprendí de lo bien que encajaba. De todos modos, no importa si no encaja del todo porque con el crochet tenemos el juego de unos centímetros arriba o abajo ya que estira bastante.
Sujeté la pieza al talón con alfileres, lo mejor centrado que pude, y le cosí los bordes al zapato con puntaditas muy pequeñas, por todo el perímetro.


Una vez cosido, este era el aspecto.

Y aquí está una de las sandalias terminada. En esta foto se aprecia la cinta de falla que le puse por debajo a la puntera, que no es roja sino color "carne" para que, a través de los agujeros de los círculos, parezca que lo que se ve es el pie. Podría haberle forrado también la pulserita, pero implicaría buscar otra hebilla porque ya no cabría por esa. Como es roja y le va bien, la he dejado así. Ya las he usado y muy bien, cómodas y bien sujetas al pie.  

¿Qué te parecen? ¿Has transformado algún calzado radicalmente? Me encantaría que me lo enseñes. Además, como ya he dicho, tengo por ahí otras sandalias negras y unas esparteras de las clásicas naranja, así que me vendría bien una inspiración. ¿Se te ocurre cómo puedo transformarlas?

Aprovecha tus sandalias estos días. Es la prenda que más echo de menos durante el invierno... los colores, la variedad y la alegría de las sandalias de verano. ¿No te pasa a ti?

Hasta pronto y besitos!

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viernes, 16 de agosto de 2013

De la mesa a clutch

... o cartera de mano, como quieras llamarlo. Este es un trabajo para impacientes, porque se hace enseguida. 
Los mantelitos individuales se han puesto de moda y los hay de casi cualquier material. Hace poco encontré éste, azul marino y de rafia, y lo vi muy claro.

Ya se nota la marca, lo doblé antes de comprarlo en tres partes comprobando que el tamaño era perfecto para hacer una preciosa cartera.


Además de estas herramientas (qué haría yo sin mi pistola de cola caliente...) utilicé un cierre magnético reciclado de otro bolso, mi máquina de coser y los útiles habituales de un costurero (hilo, aguja, alfileres, metro...) Me gustó usar un forro estampado con florecitas azul marino, pero por supuesto se puede usar del mismo color, a contraste, de cuadritos... o no forrarlo, pero como la trama es muy grande se verá lo que llevas dentro del bolso.


Hay que recortar el forro dejando un poco de márgen. Yo dejé un cm por cada lado.


Después hay que marcar con una tiza o un lápiz el lugar donde irá el broche.


Planché el dobladillo del forro dejándolo un poco más pequeño que el individual. Así no se verá por fuera.


Coloqué una de las partes del broche en la marca antes de coser el forro, así no se verá por dentro. También le coloqué al forro la otra parte del broche antes de coserlo para que no se vea por fuera.


Después cosí los bordes del forro al individual sujetándolo previamente con cola caliente. Se puede hacer a mano, aunque sea más lento...


Después se pliega dejando la tapeta del broche levantada y se cosen los laterales. No hice fotos de ese paso pero queda bien explicado con este esquema:


Así queda el bolso terminado. Abierto y cerrado.



¿Te ha gustado? Pues tengo otras ideas con individuales... así que pronto más!

Feliz fin de semana.

Besitos!
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