viernes, 7 de marzo de 2014

No matar al mensajero

Me hace gracia esa expresión. El mensajero no tiene la culpa de las malas noticias que porta, pero a menudo paga el pato. En este caso no hay malas noticias sino un "messenger bag" o bolso de cartero en español, que se quedó muy perjudicado por los picotazos de Aiko, le rompió todos los bordes y ya no estaba presentable.

Por otro lado, como resultado de otro de mis "experimentos", me había quedado un trozo de bufanda de rayas 100% lana que no quería desaprovechar, aunque era pequeño casi para cualquier reciclaje.
Así mi cabecita terminó uniendo las dos cosas y éste es el resultado...

 Y a continuación, el tutorial. Es difícil sacar buenas fotos en esta época del año. Anochece pronto y casi todas están hechas con luz artificial, tienen muchas sombras y los colores se han desvirtuado. Pero están bastante enfocadas y creo que el tutorial se puede entender perfectamente.
Como quería hacer la tapeta mucho más larga de lo que tenía el bolso originalmente, lo primero que hice fue descoser las hebillas. Para ello utilicé el descosedor del que ya os hablé en otro tutorial. Guardé la otra parte de los broches para después unirlos en la otra tapeta por dentro.

 El trozo de bufanda era cilíndrico (como un calcetín) así que le tuve que meter la tijera. Si vas a usar otra prenda (jersey que ha encogido, trozo de un pantalón... lo que se te ocurra) recorta un rectángulo que sea un poco más grande que la tapeta que quieres hacer. A mi me sobraban un par de centímetros por todo el perímetro.
 Como las piezas tejidas se deforman y son un tormento para coser porque estiran, la uní a un trozo de entretela termoadhesiva con la plancha, procurando que la pieza quedase lo más recta posible.
 Para forrar la tapeta usé inicialmente un hule gris, pensé que le daría cuerpo a la pieza y además al ser hule no se mancharía. Después no me gustó el resultado, asi que lo descosí y le puse un trozo de mi tela vichy blanco y negro que tanto me gusta. Corté un rectángulo del mismo tamaño y los encaré por los lados derechos, unidos con alfileres. A continuación dibujé sobre la entretela la forma que quería conseguir en la tapeta. Sujeté las dos piezas con muchos alfileres para que no se moviera y cosí un pespunte por la línea.
Después recorté los bordes y le di la vuelta. Después de plancharla por el derecho, la pieza quedó así.
 Por la parte superior, donde va unida al bolso, le marqué un dobladillo con alfileres y lo asenté con la plancha.
A continuación preparé un relleno que le diera cuerpo y rigidez a la tapeta. Sé que muchos bolsos tienen piezas rellenas de cartón. Para mí, tienen el gran inconveniente de que el cartón con el tiempo va perdiendo su rigidez, se dobla y se arruga. Además, si se moja sí que se acabó. Como tengo esa manía de guardarlo todo, tenía una tapa de encuadernación muy rayada que fue lo que utilicé para este fin.

La recorté para que quedase algo más corta que mi tapeta y con unos milímetros más estrecha que la misma. Una vez recortada, la introduje entre el vichy y la tela de rayas.
Como la tapeta original del bolso era mucho más corta que la nueva y no quería que añadiera más grosor, la recorté, dejando un par de centímetros para remeterlos en la tapeta nueva.

 La unión de las dos piezas fue lo más complicado. Intenté coserlas a máquina y también a mano... Imposible. El material del bolso es demasiado grueso y duro tanto para la máquina como para clavar muchas veces la aguja y que salgan puntadas regulares y bonitas. Así que hice uso de a socorrida pistola de cola caliente. Una vez pegada por dentro y por fuera, para asegurar bien la unión, le pasé la plancha insistiendo mucho en el borde.
Los broches originales del bolso venían remachados, así que no tenía forma de unirlos de nuevo tal y como estaban. Para poder coserlos como si fueran botones les hice unos taladros con una broca para metales de 2 mm. También está la opción de comprar unos broches nuevos, ponerle una correa con hebilla que es como siempre ha cerrado este tipo de bolsos o dejarlo sin broches.
Y aquí está el resultado desde dos ángulos diferentes. 

A mí, que soy muy autocrítica, me gusta bastante. Es cierto que le veo muchos defectillos, pero he recuperado un bolso que me gusta mucho y, además, me hace juego con una bufanda.
Se pueden sacar mil versiones, desde un recorte de tu camiseta favorita que ya estaba para el arrastre hasta unos cuadros granny tejidos expresamente para renovar el bolso. ¿Te animas?

Feliz fin de semana. Besitos!!

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