sábado, 19 de marzo de 2016

Antes de que mi vida se diera la vuelta...

Hola! Ha pasado muchísimo tiempo... A mí, al menos, me parece una vida entera y al mismo tiempo un suspiro... qué paradoja. Ya antes del nacimiento de Lara me volqué en un ritmo tan frenético de costura, punto, compras y ultimar detalles... que no encontraba el momento de sentarme a ir publicando mis trabajos. Además me llovieron encargos y yo no quería rechazarlos porque sabía que, después de que naciera la peque, iba a tardar algún tiempo en volver a realizar trabajos. 

Fui haciendo fotos siempre que pude y guardándolas en una carpeta del equipo a la espera de encontrar el momento para subir estos trabajos. Después llegó el día, nació y empezó una nueva y maravillosa aventura, agotadora a ratos y muy entrañable. No tardé mucho en volver a coger mis agujas de punto, aunque los pequeños trabajos que emprendiera me duraran semanas y sólo pudiera hacer unas vueltas antes de tener que atenderla otra vez... 

Lara ya tiene más de tres meses y todo es mucho más fácil ahora, estoy haciéndole muchas cosas a ella según van surgiendo las necesidades, las ideas y las tallas. 

Y hoy me ha apetecido volver por aquí y empezar a publicar la montaña de cosas que hice embarazada de ocho meses, en la etapa más mágica de mi vida.

Empezaré por los encargos: de todo lo que hice aquellos días pongo una muestra de tres trabajos para tres bautizos. Otros que hice son muy parecidos a cosas ya publicadas y me parece que no es cuestión de repetir. A veces la persona que encarga tiene muy claro que quiere exactamente lo que ya ha visto en las fotos del blog y así se lo hago, pero no publico trabajos muy parecidos entre sí para no resultar repetititva.

Este primer trabajo es un arrullo calentito para un bebé llamado Felipe. Combinamos una tela de algodón de rayitas beige y marrón con una coralina turquesa muy abrigadita.

 Así quedó el arrullo envuelto para regalar.

 Otro arrullo con un babero a juego se fue para Mario. También con algodón y coralina, los colores fueron azules aguamarina y la cesta se decoró con colores otoñales.

Y esta toalla tan molona se fue para Curro, cuyo padre motero envidió la toalla con vespa de su bebé. De este trabajo no pude tomar foto en la cesta. Recuerdo que las cestas que suelo comprar para estos trabajos se agotaron y esperé mucho para entregarla así que en cuanto la tuve lista la recogieron y olvidé sacarle la foto.
Entre tanto, tenía pendiente un abriguito que intenté el invierno pasado hacer a Sara y me quedó muy mal. Era un patrón de los que se tejen de una pieza con un canesú redondo, de modo que no ves las proporciones ni cómo va quedando hasta que no se termina. No quedó nada bien y decidí deshacerlo para volverlo a intentar con otro tipo de patrón. Se quedó aparcado y cuando empezó el otoño decidí retomarlo, aunque mi hermana prefirió que lo hiciera para Natalia porque ya le había comprado un abrigo a Sara. Siento no poder compartir este patrón. Lo hice por partes, con las medidas de la peque por delante y calculando según la muestra que hice. Aún así, el delantero que lleva las hojas lo tuve que deshacer varias veces porque no me gustaba que el motivo de hojas no quedara exactamente en el centro. Prometo buscar mis anotaciones y si lo consiguiera, redactar el patrón para compartirlo y que me quede a mí por si decido hacer otro.

Y, lógicamente, en lo que más trabajé fue en el ajuar de mi pequeña. No puedo poner fotos de todo lo que hice, pero sí una pequeña muestra.



Me faltaría publicar cada juego de patucos a conjunto con cada prenda, todo su ajuar de cuna, los saquitos que le hice a medias con mi suegra y con una tía para su capazo, la minicuna que nos curramos su papi y yo para el salón tuneando el modelo más básico de ikea y mucha mucha más ropita que hice antes de que naciera. Pero creo que con esta muestra es suficiente. Estaba tan entregada a la causa que, el día D me fui al hospital con mis agujas de punto para sobrellevar la espera... y tejí durante casi dos horas hasta que me llevaron a quirófano. Dirás que es excesivo, pero tener el punto entre manos me ayudó a no ponerme nerviosa y a que no me impacientara la espera sin beber ni un sorbito de agua (lo de no comer lo sobrellevo pero lo de no poder beber se me hace realmente duro!)

A la una y media de la tarde, sin ninguna complicación y sin necesidad de reanimación, oí fuerte y claro el llanto de mi pequeña por primera vez y le vi los ojitos abiertos y oscuros.

Dejo para otro post todo lo que he hecho después de... a eso sí que no le he hecho fotos (puestas sí pero no quiero subir fotos de la pequeña al blog) así que tengo que sacar la cámara y ponerme a ello. Hay cosas que ya se le han quedado  pequeñas, que incluso no se ven como nuevas porque se las he puesto muchísimo, pero igualmente las enseñaré para que también le quede a ella un recuerdo de la ilusión con la que esperé su llegada.

Se nota que estoy feliz, no?

Muchos besitos y feliz día!
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